
La inspectora y el juez
quedaron en una tranquila cervecería, cerca de Baluarte,
decorada con antiguos enseres de una botica de finales del siglo XIX.
Me suena ese sitio.
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La inspectora y el juez
quedaron en una tranquila cervecería, cerca de Baluarte,
decorada con antiguos enseres de una botica de finales del siglo XIX.
Me suena ese sitio.
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